Una vez que llegué a casa, después de un largo y agotador día de clases, encendí la televisión para estar al tanto de las últimas noticias. Me di cuenta de cómo la desigualdad de género y el racismo son fenómenos que siguen presentes en el mundo de hoy, donde las mujeres son las más afectadas y toman protagonismo en la lucha contra un mal que no les ha dado descanso: el machismo, producto de una cultura que ha normalizado la aversión, el desprecio y el odio hacia ellas.
Observo cómo tantas mujeres están en pie de guerra, organizadas en movimientos que protegen sus derechos, especialmente los de las mujeres negras. Ellas han logrado llegar a altos niveles en diversas organizaciones, como las Naciones Unidas, en busca de una verdadera paridad y del empoderamiento femenino.
Es sorprendente ver cómo, en muchos países, las mujeres no tienen acceso a un trabajo digno y se enfrentan a la segregación ocupacional y a la disparidad salarial por su sexo. A veces se les niega incluso el acceso a una educación básica y a los servicios de salud.
Es incomprensible cómo esos señores patriarcales no se dan cuenta de que, gracias a los aportes de las mujeres, la historia de la humanidad ha cambiado. Un ejemplo es Ellen Johnson Sirleaf, política y economista liberiana, quien estudió en Harvard y se convirtió en ministra adjunta de Economía en su país. En 2005, fue la primera mujer electa como presidenta de un estado africano, y más adelante fue galardonada con el Premio Nobel de la Paz, junto con otras mujeres, por su compromiso con la igualdad de género.
Otro caso es el de Madam C. J. Walker, la primera millonaria negra en Estados Unidos, hija de esclavos en Louisiana, quien quedó huérfana a temprana edad y se vio obligada a enfrentar la vida adulta por su cuenta. Se transformó en una mujer de negocios a raíz de una enfermedad que la llevó a perder el cabello, lo que la motivó a crear una línea de productos capilares para mujeres negras, con la que alcanzó fama y riqueza.
Así como ellas, existen otras mujeres destacadas en la actualidad, como Michelle Obama, abogada y primera dama negra en la historia de Estados Unidos, quien goza de gran popularidad por su carisma, su dedicación al voluntariado y su elegancia.
Otro ícono es la periodista, productora, filántropa y empresaria Oprah Winfrey, proveniente de una familia pobre, quien construyó un verdadero imperio mediático y hoy es considerada una de las mujeres más poderosas del mundo, según la lista Forbes.
Estas mujeres no tuvieron miedo de hablar sobre la falta de derechos sociales a favor de las mujeres, resaltando siempre la capacidad femenina para seguir adelante y demostrando que ni el género ni la raza deben ser un obstáculo para lograr cualquier objetivo.
Ante este panorama, me pregunto: ¿cómo es posible que la humanidad haya logrado grandes avances tecnológicos, como la inteligencia artificial, pero aún no haya resuelto problemas que no solo afectan a las mujeres, sino a toda la humanidad?
¿Quieres participar?
¡Inscríbete en El Torneo en Línea de Lectoescritura (TELLE) y apoya a los escritores evaluando sus crónicas!
Apoya a los jovenes
¿Sabías que puedes apoyar a los jóvenes escritores con la compra de sus libros de crónicas?