De la oscuridad a la luz

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Michelle Ortega

Angelín y Cris no sabían nada el uno del otro. Ambos habían sufrido acoso y burlas desde muy pequeños: ella, por su color de piel, y Cris, por ser una persona autista. Siempre fueron excluidos por algunos compañeros, que injustamente los llamaban "raritos" y aseguraban que nunca encajarían en la sociedad.

Angelín fue víctima de todo tipo de burlas, como "esclava de pueblo" o "que el agua no te aclara", entre otras ofensas que la afectaban profundamente. Por eso, decidió no mostrar sus sentimientos, fingía que no le importaba y buscaba la manera de sobrevivir al resto del año escolar.

Un día conoció a Cris, y eso le cambió la vida. Al enterarse de lo que le hacían a él, no comprendía cómo las personas podían ser tan malas. Con el tiempo, su situación similar los volvió muy buenos amigos.

En una ocasión, se anunció un concurso de oratoria por parte de la Asamblea de Diputados. Se decidió hacer un concurso interno dentro del colegio para escoger al representante. Cada participante tendría que escribir su propio discurso. Angelín quería inscribirse, pero le daba miedo lo que dirían los demás. Se lo contó a Cris, y él la convenció de que enfrentara ese miedo y les hiciera entender a las personas que ser diferente estaba bien.

Esto motivó a Angelín y le dio fuerzas. Se dio cuenta de que no todas las personas son iguales; varios profesores la ayudaron y apoyaron. Se dijo a sí misma que daría lo mejor de ella en el concurso, no por el hecho de ganar, sino porque su mensaje llegaría a oídos de mucha gente.

Llegó el día de la competencia interna. Estaba muy nerviosa, temía equivocarse o decir algo incorrecto. Al final, decidió superar esos temores, como le había dicho Cris.

Su discurso fue inspirador y motivador tanto para alumnos como para profesores. Parte de su alocución fue: "Somos personas capaces de hacer el bien y el mal; siempre he pensado que todos somos iguales, no importa nuestro color de piel, raza o género; somos seres humanos y no hay necesidad de discriminar a una persona solo por ser diferente o tener una discapacidad. Nada de esto es un impedimento, ya que algunos pueden hacer muchas acciones increíbles. Hay que aceptar a las personas tal y como son. Nadie es perfecto ni está cerca de llegar a serlo".

Angelín tituló su discurso "De la luz a la oscuridad" y ganó no solo el primer lugar, sino también el respeto y la admiración de sus compañeros y docentes. Los estudiantes dejaron de molestar a Angelín y a Cris, y se disculparon por todo lo que les habían hecho sin motivo alguno.

Angelín, al ver a Cris tan feliz, supo que había hecho bien en no quedarse callada y alzar la voz delante de toda la escuela. Así, de aquella oscuridad renació la luz y floreció la felicidad.


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