La ayuda de un ángel

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Metsabel Cano

Sofía es una migrante mexicana que soñaba con una vida nueva y feliz. Su familia sabía que, para cumplir ese anhelo, tenían que ser fuertes y perseverantes, ya que cruzar la frontera de México a Estados Unidos era un camino muy difícil y peligroso.

Era el 2 de noviembre, Día de los Muertos, una celebración que tiene gran importancia en México, cuando Sofía había pasado a tierras estadounidenses.

Se despidió de su familia, formada únicamente por sus padres; porque a muy temprana edad perdió a su hermano mayor Heriberto, quien había ingresado en una vida riesgosa. Sofía sabía que dejar a sus padres en el pueblo donde vivían era una decisión insegura, pero si no realizaba esta aventura, no podría brindarles una mejor calidad de vida.

Días antes de iniciar su trayectoria, Sofía contactó a las personas que la ayudarían a transitar por las trochas ilegales. Era consciente de que ese camino iba a estar lleno de obstáculos. Además, tomó todos sus ahorros y les pagó a quienes la transportarían. La joven tenía miedo, pero no iba sola; en el mismo autobús iba un grupo de personas, con las que entabló conversación en el camino, sobre todo, con Heriberto, un chico mayor que ella.

Se quedó sorprendida de que él tuviera el mismo nombre de su hermano fallecido. Ella se enteró de que ambos tenían los mismos propósitos. Iban por la mitad del viaje cuando ocurrió un accidente.

Los hombres que los transportaban hicieron que todos se bajaran del colectivo y empezaron a caminar por un desierto. Sofía se asustó, pero Heriberto la tomó de la mano y le dijo: “Sofía, no te asustes, vamos, ten coraje para todo, menos para rendirte”, y siguieron la marcha.

Durmieron en el desierto durante nueve días; unas jornadas fueron peores que otras. Sofía ya se quería rendir, estaba agotada, no podía más, pero Heriberto le seguía insistiendo que no dejara su sueño, que siguiera andando, que ya faltaba poco para llegar a la frontera de Estados Unidos y de esa manera serían felices.

Finalmente, alcanzaron el anhelado lugar. Unos militares de Estados Unidos los esperaban armados. Heriberto le dijo a Sofía: “Llegaste, hermanita, por fin podremos darles una mejor vida a nuestros padres. Disfruta esta vida por los dos, sé feliz y nunca olvides que siempre te estaré cuidando, desde el más allá. Te amo, Sofía”.

Después de escuchar esto, Sofía se sintió mareada y vio todo negro. Cuando despertó, estaba en una cama de un hospital y les dijeron que era bienvenida a Estados Unidos. Pasó un tiempo y Sofía tenía su pasaporte de residente americana; más adelante, pudo llevar consigo a sus padres y tuvieron una vida plena.

Su lema es: “La esperanza es lo último que se pierde y es lo único más fuerte que el mismo miedo”.

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